Para todas las Madres del mundo en su día

Un saludo y un abrazo muy especial para todas las madres del mundo. Lo hacemos desde lo más profundo de nuestro corazón, ya que la madre es el ser más bello y sublime sobre la tierra.

A ella le debemos lo que somos, no hay persona más bondadosa y tierna que una madre. Desde que estamos en su vientre, pasamos a ser la razón de su existencia; cuando nacemos y por el resto de nuestras vidas adquiere con nosotros todas las profesiones, es decir está allí para nosotros, para llorar juntos en nuestras desdichas y para reír con nuestras alegrías sin importar el momento, la hora, el día o el sitio, siempre está pendiente de lo que nos pasa, de lo que necesitamos, de lo que queremos y hasta de lo que pensamos.

Es única, es capaz de calmar el dolor más grande con un beso, con una caricia o con un te quiero. Es la bondad y la ternura, la perseverancia y la fortaleza, el sacrificio y la entrega, la paciencia y la dulzura, la amiga y el ejemplo, la luz y la sabiduría, es la guía en nuestras vidas.

En el hogar, mantiene todo al día hasta el más mínimo detalle, todo lo sabe y no olvida nada. Su corazón es una fuente pura, su alma un divino espejo, sus consejos la luz diáfana del día que alumbra sin cesar nuestro camino.

Una madre es todo eso y mucho más, por eso en este día hermoso de mayo, mil felicidades a las madres cualquiera sea su condición: son el regalo que Dios nos mandó del cielo, son los ángeles que nos cuidan en la tierra.

Que Dios las bendiga por siempre, y el mejor regalo en su día es una beso tierno en su frente, o una flor en su memoria.

Para las madres presentes y que aun están al lado de sus hijos y para las ausentes, las que se encuentran gozando de su descanso eterno al lado del todopoderoso, van estos dos poemas.

Mamá

Quiero agradecerte
que estés en mi vida.

Sé que puedo contar contigo
en momentos difíciles,
sé que contigo puedo
compartir mis alegrías,
y sé que nuestra amistad
se sustenta en mutuo amor.

Que seas mi mama y mi amiga
es el más preciado tesoro,
que agradeceré a DIOS eternamente.

Gracias por llenar mi vida
con tanta felicidad.

Te Amo Mamá!

A mi madre

Te fuiste de mi lado.
En silencio fue tu partida.
Mi corazón se ha desangrado.
Por tan súbita despedida.

A la vida se aferraba.
Más Dios, desesperado,
a su lado te llamaba.

En ángel te has convertido.
Velando por nosotros estás.
Aguardando que se cumpla la cita
de reunirnos en la eternidad.

Sin embargo, me parece tan lejos…
Quisiera ahora poderte abrazar.

Te busco, te llamo. No te encuentro.
Dime… ¿Cómo me he de consolar?

Tu amor incalculable
mis faltas por alto pasó.
Porque el querer de una madre,
ese, no tiene comparación.

Sé que en el cielo habitas.
Al lado de Dios has de estar.
Aguardaré paciente el día
en que nos volvamos a encontrar.

Entonces será para siempre.
Nada ni nadie nos podrá separar.
No temeré cuando llegue mi momento
pues tu presencia me confortará.

Me esforzaré por ganar el cielo
para no perderte nunca más.
Mientras tanto, guía mis pasos.
Ilumina mi senda, enséñame el camino.

Que tu presencia me rodee siempre
hasta que se cumpla mi destino.

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